“Todo lo que pido es un poco de respeto cuando llego a casa”. Así es uno de los primeros versos del clásico ‘Respect’ de la década de los 60. Un clásico de Ottis Redding que fue popularizado por Aretha Franklin y que luego decenas de artistas intentaron versionar, para mí, sin demasiado éxito.
Y esa palabra del título de la mítica canción es una de las que más se han repetido en los últimos tiempos en el Pontevedra CF SAD: “Respeto al socio” se decía día sí y día también cuando eran preguntados por las diferentes promociones para llenar un, cada vez más vacío, Pasarón. Y respeto es la palabra que veo necesario invocar hoy a la vista de lo que puede pasar con el “jugador” Libasse Guèye. Y es que las comillas a la palabra jugador son más que adecuadas al referirse al deportista senegalés, ya que después de haber desaparecido en las vacaciones de Navidad y haberse mofado de la afición granate con diversas acciones y publicaciones en redes sociales, llamarle jugador de fútbol me parece demasiado.
El “jugador” decidió volver a Pontevedra el pasado viernes para, supuestamente, reunirse con la presidenta y asistir a un partido de su equipo (porque sigue perteneciendo al Pontevedra), ataviado con una capucha negra para pasar desapercibido como si fuera alguien famoso que le importara a alguien. Toda una actuación, con actualización en sus redes sociales incluída, para acabar desencadenando dos frases polémicas del entrenador Juan Señor en rueda de prensa: que es un jugador que tiene a su disposición y que podría contar con él.
Desde estas humildes líneas debo decir que Juan Señor está completamente equivocado. Libasse Guèye no es un jugador del Pontevedra Club de Fútbol. Libasse Guèye es alguien que ha faltado al respeto a toda una entidad. Es alguien que no debe volver a vestir la camiseta granate. Y no lo digo solo por esos locos aficionados granates (a los que pertenezco) que han inundado las redes sociales con críticas al “jugador”, lo digo también por unos empleados de una entidad que han visto que han tenido que hacer trabajo en vano por culpa de un niño de 19 años que no quiso volver a su puesto de trabajo sin dar ninguna razón ni explicación. Lo digo por unos entrenadores y directivos que no sabían que responder cuando eran preguntados por su situación y por una presidenta que se vio en evidencia en su primera intervención del año al decir que «se escribió con él para saber cuando volvía y le dijo día y hora». Y lo digo por una plantilla que no quiere que Libasse Guèye vuelva al vestuario. Así lo transmitió Charles como capitán en la rueda de prensa posterior al partido del sábado más con su tono y gestos que con sus palabras.
Solo espero que ese buen hacer que ha transmitido Juan Señor en sus dos primeras semanas a los mandos del equipo se imponga y le deje ver que permitir que Guèye vuelva a ser parte de la plantilla sería un gran error. Sería una falta de respeto a un escudo que amamos y respetamos todos los que tenemos el granate en el corazón.