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La Señora Lola es todo lo que el Pontevedra debería ser

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En estos días en los que contamos las horas para que comience la temporada, muchos a los que el color granate no les dice nada comienzan a realizar los típicos comentarios de por qué le damos tanta importancia a algo que no nos da de comer, por qué vamos cada 15 días a un estadio a pasarlo mal o simplemente, cómo es que dedicamos nuestro tiempo a hablar de algo como el Pontevedra Club de Fútbol. Y la verdad es que no les falta razón: sentir unos colores de un club de fútbol es algo que es difícil de explicar, algo que escapa al razonamiento lógico y que tienes que vivirlo para saber cómo es.

Pero entre comentario y comentario yo me he puesto a pensar en la Señora Lola. No solo porque vaya a tener un mural al lado de Pasarón, sino también por cómo cuentan la historias que la Señora Lola sentía al club y el tiempo que le dedicaba. Para quien no conozca su historia, la Señora Lola (llamada Dolores Calviño en su DNI) era lo que hoy podemos llamar la utillera del equipo: se ocupaba de que las equipaciones y el material estuvieran en las mejores condiciones.

Como cuentan los que la conocieron, la Señora Lola estaba siempre en la lavandería, al fondo del túnel que había debajo de Tribuna y que llevaba a los antiguos vestuarios, localizados en la esquina en la esquina de Fondo Sur en la que ella ahora estará pintada. Ella siempre tenía los uniformes y el material impecables, pero también se preocupaba por los que pasaban por allí. Y no solo por los jugadores del primer equipo, sino por todos los chavales que estaban en las categorías inferiores, con los que a menudo hablaba y se interesaba por sus situaciones familiares las cuales, en aquella época, no eran en su mayoría las mejores.

La Señora Lola era toda una institución, perdón, es toda una institución en el Pontevedra Club de Fútbol. A cualquiera que vivió aquella época que le preguntes te puede contar una anécdota de ella de las cientos que hay. Como aquella vez en los años 60, cuando el Real Madrid se olvidó una cesta de ropa en el Estadio y la Señora Lola la devolvió limpia y planchada, recibiendo un pago posterior a modo de agradecimiento de 5.000 pesetas por parte del club merengue, cuando ella cobraba 3.000 al mes. O cuando en 1984 salió al balcón del Ayuntamiento a celebrar el ascenso después de que la afición la reclamara gritando «que salga la madre de los jugadores».

Tal es la importancia de la Señora Lola en la historia granate, que no hace muchos años cierto presidente que duró poco en el cargo afirmó que habría una estatua en Pasarón a modo de homenaje, atreviéndose a decir incluso que ya estaba haciéndose en la Escola de Cantería, pero es algo que quedó en una falsa promesa más de aquel tiempo que quizás es mejor olvidar.

Y lo cierto es que la Señora Lola representa todo lo que un club de fútbol debería ser: una institución que es de las personas que lo forman, que se preocupa por ellas y que siente al club como una familia. Lamentablemente, el fútbol moderno lo ha pervertido todo y esos sentimientos y objetivos se han diluido con el tiempo, dejando únicamente ligeros retazos entre los románticos que aún decimos que sentimos los colores.

En esta época en la que las sociedades anónimas deportivas emborronan todo primando lo económico sobre todo lo demás, debemos recordar y preservar todo lo que sentía la Señora Lola por el Pontevedra, porque las directivas vienen y van, pero lo que acaba quedando somos nosotros, los que sentimos los colores y los que vamos a sonreír cada domingo cuando veamos a la Señora Lola celebrando el ascenso sosteniendo una bengala del color de su corazón, granate.

Manu Quiroga es uno de los responsables detrás PontevedraCF.Net. Compagina su trabajo como Consultor y Desarrollador TIC con su pasión por el Pontevedra Club de Fútbol. Fiel a Fondo Norte, le gustaría salir menos enfadado de Pasarón cuando el Pontevedra pierde, pero es algo que no puede remediar.

@Manuls

📸 Miguel Vidal – Diario de Pontevedra


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Como cuentan los que la conocieron, la Señora Lola estaba siempre en la lavandería, al fondo del túnel que había debajo de Tribuna y que llevaba a los antiguos vestuarios, localizados en la esquina en la esquina de Fondo Sur en la que ella ahora estará pintada. Ella siempre tenía los uniformes y el material impecables, pero también se preocupaba por los que pasaban por allí. Y no solo por los jugadores del primer equipo, sino por todos los chavales que estaban en las categorías inferiores, con los que a menudo hablaba y se interesaba por sus situaciones familiares las cuales, en aquella época, no eran en su mayoría las mejores.

La Señora Lola era toda una institución, perdón, es toda una institución en el Pontevedra Club de Fútbol. A cualquiera que vivió aquella época que le preguntes te puede contar una anécdota de ella de las cientos que hay. Como aquella vez en los años 60, cuando el Real Madrid se olvidó una cesta de ropa en el Estadio y la Señora Lola la devolvió limpia y planchada, recibiendo un pago posterior a modo de agradecimiento de 5.000 pesetas por parte del club merengue, cuando ella cobraba 3.000 al mes. O cuando en 1984 salió al balcón del Ayuntamiento a celebrar el ascenso después de que la afición la reclamara gritando «que salga la madre de los jugadores».

Tal es la importancia de la Señora Lola en la historia granate, que no hace muchos años cierto presidente que duró poco en el cargo afirmó que habría una estatua en Pasarón a modo de homenaje, atreviéndose a decir incluso que ya estaba haciéndose en la Escola de Cantería, pero es algo que quedó en una falsa promesa más de aquel tiempo que quizás es mejor olvidar.

Y lo cierto es que la Señora Lola representa todo lo que un club de fútbol debería ser: una institución que es de las personas que lo forman, que se preocupa por ellas y que siente al club como una familia. Lamentablemente, el fútbol moderno lo ha pervertido todo y esos sentimientos y objetivos se han diluido con el tiempo, dejando únicamente ligeros retazos entre los románticos que aún decimos que sentimos los colores.

En esta época en la que las sociedades anónimas deportivas emborronan todo primando lo económico sobre todo lo demás, debemos recordar y preservar todo lo que sentía la Señora Lola por el Pontevedra, porque las directivas vienen y van, pero lo que acaba quedando somos nosotros, los que sentimos los colores y los que vamos a sonreír cada domingo cuando veamos a la Señora Lola celebrando el ascenso sosteniendo una bengala del color de su corazón, granate.

Manu Quiroga es uno de los responsables detrás PontevedraCF.Net. Compagina su trabajo como Consultor y Desarrollador TIC con su pasión por el Pontevedra Club de Fútbol. Fiel a Fondo Norte, le gustaría salir menos enfadado de Pasarón cuando el Pontevedra pierde, pero es algo que no puede remediar.

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