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Encima de burros, apaleados

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Resulta difícil de digerir una derrota tan dura como la vivida en Pasarón ante el Mérida. Uno lleva preparándose para lo peor desde hace semanas, pero no por ello deja de ser dolorosa la bofetada de realidad cuando te golpea con toda su furia. El Pontevedra no compitió. No lo hizo por que se vio superado punto por punto en todas y cada una de las facetas en las que un rival puede ser mejor que tú. El Mérida dio una lección de cómo y de qué forma se debe jugar en Pasarón a un Pontevedra que se fue haciendo más y más pequeñito ante un rival al que le salía todo y que parecía jugarse mucho más que los granates en esta jornada.

Mismo planteamiento

No lo digo yo, lo dice Señor. El Pontevedra trató de jugar contra el Mérida a lo mismo que trató de jugar hace una semana en Alcorcón con la única diferencia de que esta vez sí había un nueve puro como punta de lanza para tratar de cazar balones toda vez que Charles estaba ya con la sanción cumplida. Dio igual, el juego de ataque brilló por su ausencia más allá de dos acciones aisladas de las que Brais sacó petróleo. Una con paradón del meta visitante y la otra en lo que fue el único gol del encuentro.

El equipo fue un espejismo que no funcionó ni en la primera ni en la segunda parte. Mal en defensa y peor en el inicio de jugada ante un Mérida que se frotaba las manos en cada acción que los de Señor les dejaban hacer lo que mejor saben, presionar, ganar duelos y correr. Sandoval y Larrubia parecían extremos internacionales ante una selección del final del ranking FIFA.

Pocas ideas

Con los cambios el equipo no mejoró. Señor dijo sentirse tentado a introducir novedades en torno al minuto 30/35, pero le pareció «injusto» señalar con una sustitución a un futbolista por el esperpento colectivo. Los señalamientos son cosa de los micrófonos, en el campo ¿para qué?. Si solo sirve para cambiar las cosas de un partido que se ha puesto cuesta arriba. No había necesidad de cambiar nada.

Si uno sigue analizando las palabras del míster que ya había conseguido tres victorias en casa se da cuenta del por qué de la derrota. Señor reconoció no saber el motivo de por qué su equipo ha estado tan mal ante el Mérida. «El problema si uno se para analizar, uno no encuentra el por qué», confesaba.

La primera decisión del técnico para intervenir en el partido fue la de quitar a Robles, AKA «el chico nuevo», para poner un perfil más ofensivo en el campo con la introducción de Martín Diz. Si hacemos una regresión en el tiempo a ese partido del que la idea era repetir planteamiento corremos el riesgo de que nos explote la cabeza. Resulta que Diz fue un descarte por decisión técnica para Alcorcón y pasó de descarte a primer cambio sin término medio. Otros que sí parecían preparados para calentar el asiento en el banquillo de Alcorcón, AKA Gonza B., siguen teniendo asiento en primera fila para ver mejor nadie el partido junto al cuerpo técnico.

Y se montó la gosadera

Minuto 72, partido ya más que finiquitado con el 1-5 ya reflejando en el marcador y en la vergüenza de los 2500 aficionados en Pasarón (hacía tiempo que no se superaba la barrera de los 2000 en casa). Nada parecía que pudiese escocerle más que el resultado a la afición pontevedresa hasta que Juan Señor tuvo a bien darle la puntilla al partido y decidir que todavía le faltaba un punto de cocción a los nervios de la parroquia granate. Libasse Guèye saltó al campo de Pasarón por primera vez desde su falta de respeto a toda una ciudad y el partido dejó de importar.

Todos sabíamos que este momento iba a llegar tarde o temprano y que «Liba» se llevaría su pitada correspondiente. Pero es que no se me ocurre un momento menos oportuno. En un contexto como el de hace una semana, con el equipo perdiendo de uno y falto de velocidad y desborde por banda, la situación podría entenderse más. Guèye el futbolista, que no la persona, es más que válido para tratar de desatascar un partido con unas condiciones deportivas que todavía están por pulir pero que pocos tienen en la actual plantilla. Pero éste no era ni el momento ni el lugar. Señor decidió subirle más el fuego a un hornillo que ya tenía el agua hirviendo, encendiendo a una afición que silbó y gritó en cada balón que el senegalés tocó independientemente de lo bien o lo mal que lo hiciese (que no jugó mal). En la mano izquierda del técnico bien hubiese estado ahorrar a la afición y al propio futbolista este incómodo momento que nada bueno iba a traer tal y como iban las cosas.

Grada granate

Por e sector de grada joven se volvieron a dejar ver niños y gente de base poblando la esquina de Preferencia hacia Sur. Esta vez fue la base del Pontecaldelas la invitada a la grada de Pasarón. Quizás en el equipo invitado por el club granate hoy son un poco más del Mérida. Y no, no hablo de por el gran partido disputado por el conjunto visitante, sino porque al final del partido los jugadores del Mérida (titulares y suplentes) fueron los únicos que se acercaron a saludar a los chavales, que acabaron pidiendo autógrafos y haciéndose fotografías con unos chavales a los que el resultado les hubiese dado igual con tal de chocar la mano con un jugador de los que ven por la tele tantas veces.

Es más que entendible que los jugadores no estén para fotos ni saludos tras una derrota tan dolorosa. Pero ver cómo el equipo que te humilla se hace las fotos con los niños que vienen a verte a ti… Lo dicho; encima de burros, apaleados.

Foto: Cristina Saiz, PontevedraViva!

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