En el fútbol la memoria es muy bipolar, ya puedes haber hecho un muy buen partido que si acabas sufriendo al final, te queda un sabor en la boca que a nadie le gusta. Y eso es lo que ha ocurrido este domingo en Pasarón: pese a hacer un buen partido el Pontevedra ha dejado un sabor agridulce en su victoria ante un Celta B al que le falta algo de rodaje.
El once inicial escogido por Jesús Ramos fue el mismo que en jornadas salvo por un cambio: Adrián Cruz aparecía titular en el centro del campo en vez de Romay. Y es que pese a que el de Bergantiños fue protagonista en varias jugadas clave de las anteriores jornadas, el mediocentro granate echaba de menos algo más de control y conexión entre líneas. Y en esa búsqueda de conexión entre líneas es donde entró Cruz, que acabó haciendo un buen partido como el resto de la plantilla granate.
Si hay que resumir la primera parte en una palabra, esa es dominio. El Pontevedra tenía muy claro que tenía que presionar muy arriba a los celestes y así lo hizo durante los primeros minutos, corriendo detrás del balón y sin dejar pensar a los visitantes cuando recibían. Esta presión se tradujo en un dominio absoluto durante los primeros minutos de partido, consiguiendo realizar jugadas y crear peligro y llevándose los granates esos segundos balones que tanto nos faltaron ante Unionistas. Si el juego del Pontevedra estaba siendo bueno, las decisiones del linier fueron todo lo contrario, ya que pitó un par de fueras de juego a Charles que se veía varios metros que no eran. Afortunadamente, el linier asturiano no tuvo más protagonismo en el resto del partido.
El juego y la intensidad estaban, por lo que solo faltaba que llegaran las ocasiones. Pese al dominio del Pontevedra el partido pudo ponerse de color celeste al encontrarse Solís solo delante de Mario, el cual paró en dos ocasiones los intentos de delantero de subir el primero al marcador. Si estaba o no el delantero celeste en fuera de juego lo dejamos para otro día. En cuanto a ocasiones, esa fue la única que tuvo el Celta en la primera parte, ya que luego llegaron varias granates: un cabezazo de Oier bien colocado hizo estirar al meta vigués, Charles también tuvo la suya y también otro testarazo de Rufo tuvo peligro.
Y tanto va el cántaro a la fuente que en un contragolpe de esos que se dicen de libro dirigido por Oier le dejó el balón a Álex que decidió tirar de su calidad y sacar un tiro imparable que hizo subir el primero al marcador en el minuto 40, dejando la primera parte por casi finalizada.
Dicen que un gol en el minuto 40 es una de las mejores noticias, pero si comienzas del descanso y vuelves a marcar es de las mejores noticias que puedes tener. Y así fue, en un córner botado desde la derecha por Adrián Cruz el rechace le cayó a Zabaleta que, con un zurdazo imparable hizo que Sequeira se quedara mirando el balón en las mallas y subiera el segundo al marcador.
Este segundo gol dio tranquilidad al Pontevedra, que en los siguiente minutos se dedicó a que el filial celtista intentara jugar para salir al contragolpe. Fue ahí cuando desde el banquillo celtista se comenzaron a sacar delanteros para intentar una remontada. Este nuevo número en la parte delantera hizo que el partido se convirtiera en un ir y venir de los dos equipos. En una de esas idas del Celta, Bruninho realizó un centro chut que cogió despistado a Mario, consiguiendo de esta manera el 2-1 que hizo traer los nervios al marcador.
A partir de ahí todo fue corazón por parte del Celta B, intentando conseguir el empate a cualquier coste. Y la tuvo hasta el último minuto, donde hubo un último corner que Churre tuvo que sacar jugándose el físico.
Pero a veces el fútbol es justo, el árbitro pitó el final y el equipo que jugó mejor durante la mayor parte de los partidos se llevó los 3 puntos. Con esta victoria el Pontevedra CF se pone líder con 7 puntos, imbatido esta temporada y preparado para recibir la semana que viene al segundo clasificado, el Zamora CF
📸 Pablo Cacheda