Vivimos días difíciles en la casa granate. Lo que debería ser un mes de ilusión, orgullo y paz, se ha convertido de nuevo en un déjà vu. Recordamos otra vez ese día de la marmota para revivir errores, silencios y guerras. Desde el club se han encargado rápidamente de bajarme el suflé y apagar con una indiferencia fría como el hielo cualquier llamita de ilusión que pudiese haber en mí.
Mientras veo a unos equipos jugar finales europeas, a otros darse prisa por montar proyectos mastodónticos de cara a un mundial de clubes y a otros disfrutar de la tensión de un play off o de la pelea por el ascenso directo… mi equipo ha desaparecido. No queda nada. Aquella construcción radiante y luminosa que asombró a España en la Copa es ahora un bajo que han vaciado para iniciar otra mudanza. Mil preguntas, cero respuestas, un cartel con precios, tres jugadores en plantilla y una montaña de incertidumbres que hace sombra a cualquier atisbo de luz que pueda significar optimismo.
Y no, que nadie se lleve a error. Yago Iglesias no es el motivo de esta desesperanza, no es tan importante. Nadie (ni jugadores, ni entrenadores, ni mascotas, ni presidentes), absolutamente nadie está por encima del club. Esta sensación de desasosiego es fruto del vacío, la impotencia que genera el sin rumbo, la sensación de que nunca jamás se puede aspirar a ser oído por parte de los que toman decisiones importantes y de que en el Pontevedra CF han decidido enarbolar la bandera del autosabotaje cada año para ir llenando el vaso de la paciencia de los que realmente profesamos amor a unos colores.
Sin noticias, sin nombres, sin proyecto, sin fútbol… sin ganas
La última gota que colmó el vaso para muchos ha sido este nuevo renacer, el enésimo desde que empecé a seguir al club hace más de 20 años. Hay quien ha canalizado este rebose en forma de ira hacia la presidenta y los hay, como yo, que hemos entrado en hibernación, en pereza, en desilusión y en desasosiego.
Todo me da igual, nada me ilusiona, todo me resulta insípido… ¿Quién será el nuevo entrenador? Me es indiferente Fran Rico, Ivan Carril, Fran Justo, Zinedine Zidane o Ted Lasso. ¿Va a seguir la mayor parte de la plantilla que logró el ascenso? Lo mismo me da, que me da lo mismo porque la idea será otra, el proyecto otro y el modelo otro. Esta gente se merece ser feliz y, desde fuera, yo no podría poner la mano en el fuego porque lo vayan a ser aquí.
Seguramente esto solo sea una etapa, la fase de duelo después de una pérdida. Mi carnet de abonado (que no de socio) ya está renovado desde hace días y en el momento en el que el balón eche a rodar en el primer encuentro de pretemporada ahí voy a estar, eso seguro. En Fondo Norte Podcast volveremos a analizar lo bueno y lo malo con las mismas ganas y humor. Pero para mí ya no será lo mismo, algo se rompió. Jamás he sentido que algo que me gusta me dé igual como lo estoy sintiendo ahora.
